En la crisis...
Puerto Rico está sumido en una seria crisis. Por eso en estos momentos se me hace difícil hablar de otra cosa que no sea nuestra responsabilidad como comunicadores en esta coyuntura social. Mas allá de la huelga de la Universidad, de la quiebra oficial del gobierno o la auditoría de la deuda, del alcalde de Guaynabo, de la Junta de Supervisión Fiscal, hay unos males de fondo que están haciendo el manejo de esas cosas mucho más difícil para nuestra sociedad.
Primero que nada, el país ha perdido la confianza en sus instituciones y las encuestas publicadas año tras año así lo confirman.
La economía sigue en deterioro y los gobiernos han continuado añadiendo impuestos, multas y otros elementos que ponen aún más en precario el futuro bienestar del ciudadano promedio.
El estado de negación colectiva ante la realidad que enfrentamos es en ocasiones simplemente desconcertante. Vemos como se perciben los acontecimientos en Venezuela y en el mismo gobierno de Trump en los EE.UU. como algo lejano que no nos toca y que no tiene relación con lo que nos aqueja. El nivel de negación es alto y la temperatura del agua sigue subiendo.
Es alarmante la rapidez con la que nos vamos por la primera ruta de escapismo social que aparezca para no pensar o atender el asunto. Desde pintarnos en cabello de rubio hasta los más inconsecuentes detalles de la Miss de turno o el chisme del momento.
En otras sociedades, factores similares a éstos han sido precursores de un conflicto civil. Así de preocupante es la confluencia de todo lo planteado. Pero si serios son esos factores, más alarmante es la conducta de los medios masivos.
Esos siguen con su mentalidad de “ratings” y circulación, de lograr “clicks” en sus portales sin darle medio segundo de pensamiento a su responsabilidad social. En estos momentos el país necesita que sus medios dejen a un lado el sensacionalismo amarillista e informen con veracidad al pueblo sin añadirle leña al fuego. Necesitamos que todas nuestras instituciones de comunicación aporten al diálogo de forma constructiva. Con la verdad, con mesura, con una real intención de propiciar que salgan a flote las soluciones.
Todos nosotros los que estamos en la profesión de las comunicaciones tenemos un rol importantísimo en esta crisis. Nuestros esfuerzos deben propiciar que el país entre en un estado anímico conducente a soluciones que trasciendan ideologías político/partidistas. Este no es momento para hacer énfasis en nuestras diferencias sino para utilizar esa gran gama de pensamientos heterogéneos como base para el proceso de reconstrucción de un país que, aunque no queramos verlo, yace en ruinas.
Es momento de dejar de ver como adversario a quien piensa diferente y unir fuerzas para combatir la apatía y la desinformación de un sector de este país que necesitamos despierte del letargo, porque levantar este país va a necesitar de todos.
